Con las manos bañadas en sangre, Roberto Ceballos
despierta de una larga pesadilla y encuentra un mundo devastado
y en guerra, donde todavía resuenan los lamentos de quienes
hace tiempo cayeron en el Madrid del 8 de mayo de 1808, fecha que
desató la Guerra de la Independencia.
Una contienda larga y despiadada, que ha desgastado
al ejército galo empujándolo en retirada hacia el
norte. Allí, en la costa montañesa de Santoña,
en el escarpado monte Buciero, frente al mar Cantábrico,
los franceses han erigido su último bastión en la
Península.
Jamás imaginó Ceballos que nada pudiera
someter su voluntad, ni sus deseos de huida hacia ninguna parte,
hasta que irrumpió en su mundo la pequeña niña
rubia de ojos claros y lunar en la frente. En la realidad infernal,
donde afloran los rincones más sombríos del ser humano,
el destino le reserva la responsabilidad de mantenerla con vida.
Una encomienda para la que no le bastará su condición
de hombre, pues solo con la ayuda de la bestia que habita en su
interior, y emerge incontrolable para transformarlo en lobo cuando
la ira o el miedo dominan su pensamiento, podrá enfrentar
un camino sembrado de peligros.
El amor, la sed de venganza y el mito del licántropo
reflexión de la doble condición humana
resuenan en este relato de aventuras donde la acción atrapa
al lector en sus fauces desde la primera frase, jalonando el camino
de un protagonista que lo comienza como hombre y lo termina convertido
en leyenda.
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