La literatura para José Ramón tiene
luz, como la tienen las imágenes vigorosas, conmovedoras,
esmeradas, inolvidables, que pueblan cinco de sus trabajos más
importantes. Proyectos que fueron largamente cavilados, bien puede
decirse que una vida, y en los que el santanderino volcó
su natural inclinación a la comprensión y el entendimiento
de las cosas, en un ejercicio de íntimo escrutinio. Cinco
obras perennes de la literatura universal [
]. Un «pentágono
mágico», cinco tesoros que José Ramón
abordó desde la premisa elemental de la luz y del color y
que, en orden cronológico, son: Don Quijote de la Mancha,
La Biblia, Moby Dick, La Divina Comedia y El
Beato de Liébana.
La intención primera de hacer de este trabajo
una evidencia de admiración y homenaje a la vida y obra de
José Ramón Sánchez se ha tornado además,
y gracias a su afabilidad, sencillez, bondad, ingenio y buen humor,
en una inolvidable celebración y en una «fiesta»,
porque así lo ha querido él. Se me ha consentido con
largueza desempolvar la historia de mi infancia y del resto de mi
vida a través de la semblanza de quien ocupó un pedazo
de aquella niñez y espoleó otras peripecias. La mejor
forma, no sólo de recordar, sino de honrar a José
Ramón es vivir la vida que él ha favorecido, al menos
en parte, a forjar.
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